Las empresas tienen que formar más y mejor a las personas involucradas en la selección de personal, de lo contrario, muchos buenos candidatos (y sobre todo candidatas) pueden pasar desapercibidos. Esta es una de las conclusiones a las que llegue un estudio de la Universidad de Rutgers, en los Estados Unidos. Según este estudio, las mujeres que muestran rasgos masculinos en las entrevistas de trabajo pueden salir muy perjudicadas, ya que se considerará que no tienen una correcta destreza social. Por el contrario, los hombres que se muestran como tal, aparte de ser bien valorados para el puesto en cuestión, son vistos con "buenas destrezas sociales". Las mujeres, pues, tienen que moverse, incómodamente, entre dos agua; entre no parecer demasiado "femeninas" y no parecer demasiado "masculinas". Su personalidad, pues, queda totalmente desnaturalizada. Ante esto, el estudio recomienda que las mujeres se muestren auténticas.
Las mujeres que se muestran ambiciosas y competitivas (rasgos muy masculinos) en las entrevistas de trabajo pueden tener más desventajas que aquellas que se presentan competentes y modestas al mismo tiempo respecto a sus habilidades. Esta es la conclusión a la que llega una investigación de la Universidad de Rutgers.
La investigación, publicada en la revista Psychology of Women Quarterly , argumenta que las mujeres que optan por un puesto alto de dirección pueden salir perjudicadas en los procesos de selección si muestran demasiados atributos masculinos.
Por otro lado, los hombres que se muestran muy "machos" tienden a tener más posibilidades de ser contratados que aquellos que sacan su lado más colaborador y reconciliador. Los hombres que "eligen" esta posición (más femenina) son vistos como menos dotados socialmente que las mujeres que optan al mismo puesto.
Las autoras de este estudio consideran preocupante que todavía prevalezca este tipo de actitudes. Así, sostienen que podría significar que las empresas y los directivos se pierden en demasiadas ocasiones a la hora de contratar exactamente a la persona que necesitan debido a atributos "secundarios".
Hace poco, un estudio de la consultora The Aziz Corporation puso de manifiesto que nueve de cada diez empresas creían firmemente que la cultura empresarial que ha estado premiando la cultura del riesgo excesivo (típicamente masculino) ha tenido un papel clave en la crisis financiera. En este mismo sentido, tres cuartas partes de los entrevistado puntualizaron que la ambivalencia de género en el trabajo tiene efectos muy significativos (positivos, se entiende) sobre el trabajo.
Cruda realidad
La cruda realidad, sin embargo, dice que cuanto "más mujer" se muestra (orientada a los demás, abierta, colaboradora) una mujer menos posibilidades tiene de medrar y subir peldaños dentro de la organización. Esto, por mucho que los teóricos se apresuren a decir que son ellas quienes mejor preparadas están para dirigir una empresa en el contexto que estamos viviendo.
"El género de los candidatos puede tener un profundo efecto en las evaluaciones porque se establecen estereotipos respecto al estilo de entrevista y a la idoneidad para el trabajo", dice el estudio.
Así, los paneles de contratación suelen enfatizar las destrezas sociales sobre las competencias para desarrollar el trabajo cuando entrevistan a una mujer. Esto coloca a las mujeres en una posición muy incómoda ya que, a priori, parte con esa desventaja. Además, causar la mejor impresión o la más adecuada es un auténtico reto.
La investigación se ha basado en uno videos en los que una serie de actores y actrices pretendían ser entrevistados para un cargo de dirección. Algunos de ellos se mostraban ambiciosos y confiados, mientras que otros se mostraban modestos y enfatizaban su habilidad para cooperar.
Estos videos fueron después vistos por 400 voluntarios (de ambos sexos) que creyeron estar asistiendo a entrevistas reales. Los voluntarios calificaban a cada candidato en términos de competencia y destrezas sociales.
Perjudicadas
Las mujeres que se mostraron más seguras en la entrevista fueron vistas como menos colaboradoras y con menos destrezas sociales. Al mismo tiempo, los hombres que actuaron del mismo modo (seguros de sí mismos y competitivos) fueron puntuados igual en sus competencias que sus destrezas sociales. Las mujeres, pues, salieron claramente perjudicadas cuando su comportamiento se aproximaba al de los hombres.
El estudio recomienda que los departamentos de recursos humanos sean más objetivos en sus procesos de contratación, ya que estereotipos como éste hacen que buenos candidatos pasen de largo y que no sean contratados absurdamente.
Sin embargo, la realidad puede que no sea tan tajante como lo sostenido en este estudio. Una serie de empleadores estadounidenses entrevistados por la revista Human Resources Executive mostraban una imagen un poco más contradictoria. Así, algunos afirmaron que la visión que se tiene del entrevistado depende, no tanto del género, sino del tipo de puesto para el que está siendo entrevistado. Esto puede tener mucha influencia en cómo se dirige la entrevista o en cómo el candidato o candidata es percibido.
Los expertos recomiendan que las mujeres se queden al margen de todo esto y comprendan que la autenticidad es la clave para hacer buenas entrevistas de trabajo. En este sentido, lo que está claro es que las empresas tienen que tener en cuenta estas consideraciones para su estrategia, así como formar a aquellos trabajadores involucrados en la contratación de nuevos trabajadores.
Las mujeres que se muestran ambiciosas y competitivas (rasgos muy masculinos) en las entrevistas de trabajo pueden tener más desventajas que aquellas que se presentan competentes y modestas al mismo tiempo respecto a sus habilidades. Esta es la conclusión a la que llega una investigación de la Universidad de Rutgers.
La investigación, publicada en la revista Psychology of Women Quarterly , argumenta que las mujeres que optan por un puesto alto de dirección pueden salir perjudicadas en los procesos de selección si muestran demasiados atributos masculinos.
Por otro lado, los hombres que se muestran muy "machos" tienden a tener más posibilidades de ser contratados que aquellos que sacan su lado más colaborador y reconciliador. Los hombres que "eligen" esta posición (más femenina) son vistos como menos dotados socialmente que las mujeres que optan al mismo puesto.
Las autoras de este estudio consideran preocupante que todavía prevalezca este tipo de actitudes. Así, sostienen que podría significar que las empresas y los directivos se pierden en demasiadas ocasiones a la hora de contratar exactamente a la persona que necesitan debido a atributos "secundarios".
Hace poco, un estudio de la consultora The Aziz Corporation puso de manifiesto que nueve de cada diez empresas creían firmemente que la cultura empresarial que ha estado premiando la cultura del riesgo excesivo (típicamente masculino) ha tenido un papel clave en la crisis financiera. En este mismo sentido, tres cuartas partes de los entrevistado puntualizaron que la ambivalencia de género en el trabajo tiene efectos muy significativos (positivos, se entiende) sobre el trabajo.
Cruda realidad
La cruda realidad, sin embargo, dice que cuanto "más mujer" se muestra (orientada a los demás, abierta, colaboradora) una mujer menos posibilidades tiene de medrar y subir peldaños dentro de la organización. Esto, por mucho que los teóricos se apresuren a decir que son ellas quienes mejor preparadas están para dirigir una empresa en el contexto que estamos viviendo.
"El género de los candidatos puede tener un profundo efecto en las evaluaciones porque se establecen estereotipos respecto al estilo de entrevista y a la idoneidad para el trabajo", dice el estudio.
Así, los paneles de contratación suelen enfatizar las destrezas sociales sobre las competencias para desarrollar el trabajo cuando entrevistan a una mujer. Esto coloca a las mujeres en una posición muy incómoda ya que, a priori, parte con esa desventaja. Además, causar la mejor impresión o la más adecuada es un auténtico reto.
La investigación se ha basado en uno videos en los que una serie de actores y actrices pretendían ser entrevistados para un cargo de dirección. Algunos de ellos se mostraban ambiciosos y confiados, mientras que otros se mostraban modestos y enfatizaban su habilidad para cooperar.
Estos videos fueron después vistos por 400 voluntarios (de ambos sexos) que creyeron estar asistiendo a entrevistas reales. Los voluntarios calificaban a cada candidato en términos de competencia y destrezas sociales.
Perjudicadas
Las mujeres que se mostraron más seguras en la entrevista fueron vistas como menos colaboradoras y con menos destrezas sociales. Al mismo tiempo, los hombres que actuaron del mismo modo (seguros de sí mismos y competitivos) fueron puntuados igual en sus competencias que sus destrezas sociales. Las mujeres, pues, salieron claramente perjudicadas cuando su comportamiento se aproximaba al de los hombres.
El estudio recomienda que los departamentos de recursos humanos sean más objetivos en sus procesos de contratación, ya que estereotipos como éste hacen que buenos candidatos pasen de largo y que no sean contratados absurdamente.
Sin embargo, la realidad puede que no sea tan tajante como lo sostenido en este estudio. Una serie de empleadores estadounidenses entrevistados por la revista Human Resources Executive mostraban una imagen un poco más contradictoria. Así, algunos afirmaron que la visión que se tiene del entrevistado depende, no tanto del género, sino del tipo de puesto para el que está siendo entrevistado. Esto puede tener mucha influencia en cómo se dirige la entrevista o en cómo el candidato o candidata es percibido.
Los expertos recomiendan que las mujeres se queden al margen de todo esto y comprendan que la autenticidad es la clave para hacer buenas entrevistas de trabajo. En este sentido, lo que está claro es que las empresas tienen que tener en cuenta estas consideraciones para su estrategia, así como formar a aquellos trabajadores involucrados en la contratación de nuevos trabajadores.
Por Raúl Morales
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