La experiencia figura al tope de los requisitos a la hora de elegir a un candidato para un puesto gerencial. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que los managers experimentados tropiezan varias veces con la misma piedra...
El sentido común indica que, a más experiencia, más aprendizaje y mejor desempeño.
No obstante, una investigación de la escuela de negocios francesa de INSEAD señala que la sabiduría convencional no siempre acierta.
Es evidente que un veterano gerente sabe más que un principiante.
Pero también es cierto que la experiencia puede inducirlo a aplicar lecciones equivocadas, con nefastas consecuencias para el proyecto que esté liderando.
Para testear la hipótesis, los investigadores sometieron a managers que peinan canas a un experimento que simulaba un ambiente real de gestión de proyectos.
A medida que avanzaba la simulación, el gerente debía tomar una serie de decisiones y, al final del juego, recibía un reporte con sus resultados.
Los investigadores repetían varias veces el ejercicio. Y, sorprendentemente, la mayoría cometía una y otra vez los mismos errores.
¿Acaso eran unos completos imbéciles? ¿Por qué seguían insistiendo con una receta condenada al fracaso?
En realidad, la explicación de tan asombrosa conducta es muy sencilla: la simulación no informaba a los gerentes acerca de cuáles habían sido sus errores.
Por lo tanto, eran incapaces de detectar las vinculaciones causales entre sus decisiones y los resultados.
Así, a cada nueva ronda del ejercicio, seguían apostando por la "manera tradicional de hacer las cosas".
Ahora bien, la simulación es una excelente metáfora de la vida real de la empresa. De hecho, en el trabajo cotidiano, un manager decide sobre infinitas cuestiones.
Así, no siempre es capaz de identificar cuál de todas sus decisiones estuvo causalmente vinculada con el éxito o el fracaso.
En este marco, el diagnóstico de un éxito puede ser equivocado. El gerente puede estar absolutamente convencido de que el éxito del proyecto se debe al factor A (mientras que, en realidad, la causa fue el factor B).
Así, en muchos casos, la experiencia enseña lecciones equivocadas, lecciones que quedan incrustadas en la estructura mental y que, creyéndolas válidas, el gerente aplicará una y otra vez en sus próximos proyectos.
En definitiva, señala la investigación de INSEAD, la experiencia nos llena de canas pero no necesariamente de sabiduría.
El sentido común indica que, a más experiencia, más aprendizaje y mejor desempeño.
No obstante, una investigación de la escuela de negocios francesa de INSEAD señala que la sabiduría convencional no siempre acierta.
Es evidente que un veterano gerente sabe más que un principiante.
Pero también es cierto que la experiencia puede inducirlo a aplicar lecciones equivocadas, con nefastas consecuencias para el proyecto que esté liderando.
Para testear la hipótesis, los investigadores sometieron a managers que peinan canas a un experimento que simulaba un ambiente real de gestión de proyectos.
A medida que avanzaba la simulación, el gerente debía tomar una serie de decisiones y, al final del juego, recibía un reporte con sus resultados.
Los investigadores repetían varias veces el ejercicio. Y, sorprendentemente, la mayoría cometía una y otra vez los mismos errores.
¿Acaso eran unos completos imbéciles? ¿Por qué seguían insistiendo con una receta condenada al fracaso?
En realidad, la explicación de tan asombrosa conducta es muy sencilla: la simulación no informaba a los gerentes acerca de cuáles habían sido sus errores.
Por lo tanto, eran incapaces de detectar las vinculaciones causales entre sus decisiones y los resultados.
Así, a cada nueva ronda del ejercicio, seguían apostando por la "manera tradicional de hacer las cosas".
Ahora bien, la simulación es una excelente metáfora de la vida real de la empresa. De hecho, en el trabajo cotidiano, un manager decide sobre infinitas cuestiones.
Así, no siempre es capaz de identificar cuál de todas sus decisiones estuvo causalmente vinculada con el éxito o el fracaso.
En este marco, el diagnóstico de un éxito puede ser equivocado. El gerente puede estar absolutamente convencido de que el éxito del proyecto se debe al factor A (mientras que, en realidad, la causa fue el factor B).
Así, en muchos casos, la experiencia enseña lecciones equivocadas, lecciones que quedan incrustadas en la estructura mental y que, creyéndolas válidas, el gerente aplicará una y otra vez en sus próximos proyectos.
En definitiva, señala la investigación de INSEAD, la experiencia nos llena de canas pero no necesariamente de sabiduría.
Fuente: Materiabiz
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