lunes, 5 de mayo de 2008

Entre los empleados y los empleadores

El terrible accidente del vuelo 3142 de LAPA, ocurrido en Aeroparque el 31 de agosto de 1999, produjo 65 víctimas mortales, decenas de heridos y una conmoción difícil de olvidar. También originó el film Whisky, Romero, Zulú, de Enrique Pineyro, ex piloto de aquella línea aérea, reconstruyendo los hechos que derivaron en tragedia.
Más de ocho años después se inicia el juicio a los responsables, los principales directivos de la empresa, asumiendo que lo sucedido no fue provocado por un mal desempeño del piloto, sino la consecuencia de una conducción negligente. Un experto en accidentes convocado para que opinara sobre el suceso, Robert Helmreich, hizo una declaración muy clara: "El comportamiento humano no ocurre en el vacío, es un reflejo de la cultura corporativa y regulaciones en las que tiene lugar".

La frase trasciende el plano de la actividad aeronáutica y merecería ser expuesta junto con las declaraciones de misiones y visiones de cualquier empresa. Podrá decirse que es una verdad de Perogrullo. Lo curioso es que se la ignore con tanta perseverancia.

Una de las noticias que trajo el caso LAPA es la inclusión, entre los responsables, de la gerente de Recursos Humanos. Su culpabilidad o no lo decidirá la Justicia oportunamente. La novedad consiste en reconocer que "recursos humanos" no es una función ajena a las operaciones de una empresa. En verdad, es todo lo contrario, en especial si atendemos a la conclusión enunciada por Helmreich. Velar por el cumplimiento de las leyes laborales, los descansos del personal, los accidentes, mortales o no, tanto el acoso como el confort psicológico, el planeamiento del desarrollo de las personas, su capacitación y muchos otros aspectos son lo que da sentido a la profesión. Entiéndase: no es el único responsable sobre los actos buenos o malos que se cometen, pero tampoco puede desentenderse de ellos y mucho menos ser partícipe cuando rozan lo legal o lo inmoral.

No es una situación fácil. No se puede estar exclusivamente del lado del patrón o el gerente general, pero tampoco de los empleados. Se debe estar atento a articular entre necesidades provenientes de distintas fuentes, con frecuencia contrapuestas, porque el objeto de su profesión no sólo son las personas, sino sus relaciones: cómo se organizan, cómo trabajan, los cuidados y productos de su esfuerzo.

Por todo esto, no está tan mal que quedemos expuestos a sanciones penales quienes nos dedicamos a las relaciones laborales. Como los médicos, los abogados, los contadores, también debemos ser responsables de nuestras prácticas profesionales.

Fuente: La Nacion.com - Por Jorge B. Mosqueira

Publicado por: Luciana Gregoret

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