Ante el contexto de incertidumbre y con dispositivos que invitan a la conexión en cualquier momento y lugar, ¿se descansa en las vacaciones? En la temporada 2009 habrá muchos más mails enviados desde la playa que otros años. A la vuelta y sin haber descansado, aparece el temor al telegrama
Con carteles en casi todos los balnearios, paradores, hoteles, cafés y restaurantes de los lugares de veraneo que anuncian el servicio de Wi-Fi y con Blackberry, netbook, notebook, Palms y otros tantos dispositivos que invitan a la conexión en cualquier momento y lugar surge inevitablemente una pregunta: ¿se descansa en las vacaciones?
Y, sobre todo en un contexto como el actual, ¿pueden los ejecutivos dejar los problemas en la oficina, desenchufarse y olvidarse por unos días de lo que ocurre en la empresa?
Los argentinos atraviesan un verano un tanto diferente a los que venían acostumbrados desde la reactivación económica. A las altas temperaturas típicas de enero se le suma la alta incertidumbre sobre el futuro inmediato y el impacto de la crisis internacional a nivel local.
Como si esto fuera poco, a los nervios y a la desconfianza hay que agregarle la "adicción" a la conexión a Internet y la necesidad de estar informado todo el tiempo acerca de “las últimas novedades de la oficina o la empresa”. Así, el resultado de esta explosiva combinación no será otro que el estrés, en un momento que en realidad tendría que ser de relax y descanso.
“Con la crisis, los ejecutivos argentinos se van de vacaciones pero con un ojo puesto permanentemente en lo que ocurre en su empresa”, asegura Gabriel Schwartz, director de Psicología Laboral Consultores.
El especialista cuenta que “en este momento la recomendación de las casas matrices para los ejecutivos es que no dejar nada librado al azar y monitorear todos los procesos. Por esta razón, sobre todos los directivos y quienes tienen áreas o gerencias a cargo, están preocupados y todo el tiempo conectados a sus dispositivos móviles.”
Para Schwartz, la temporada 2009 tendrá una característica distintiva: habrá muchos más mails enviados desde la playa que otros años.
Con 15 días no alcanza...
Con carteles en casi todos los balnearios, paradores, hoteles, cafés y restaurantes de los lugares de veraneo que anuncian el servicio de Wi-Fi y con Blackberry, netbook, notebook, Palms y otros tantos dispositivos que invitan a la conexión en cualquier momento y lugar surge inevitablemente una pregunta: ¿se descansa en las vacaciones?
Y, sobre todo en un contexto como el actual, ¿pueden los ejecutivos dejar los problemas en la oficina, desenchufarse y olvidarse por unos días de lo que ocurre en la empresa?
Los argentinos atraviesan un verano un tanto diferente a los que venían acostumbrados desde la reactivación económica. A las altas temperaturas típicas de enero se le suma la alta incertidumbre sobre el futuro inmediato y el impacto de la crisis internacional a nivel local.
Como si esto fuera poco, a los nervios y a la desconfianza hay que agregarle la "adicción" a la conexión a Internet y la necesidad de estar informado todo el tiempo acerca de “las últimas novedades de la oficina o la empresa”. Así, el resultado de esta explosiva combinación no será otro que el estrés, en un momento que en realidad tendría que ser de relax y descanso.
“Con la crisis, los ejecutivos argentinos se van de vacaciones pero con un ojo puesto permanentemente en lo que ocurre en su empresa”, asegura Gabriel Schwartz, director de Psicología Laboral Consultores.
El especialista cuenta que “en este momento la recomendación de las casas matrices para los ejecutivos es que no dejar nada librado al azar y monitorear todos los procesos. Por esta razón, sobre todos los directivos y quienes tienen áreas o gerencias a cargo, están preocupados y todo el tiempo conectados a sus dispositivos móviles.”
Para Schwartz, la temporada 2009 tendrá una característica distintiva: habrá muchos más mails enviados desde la playa que otros años.
Con 15 días no alcanza...
Según Eduardo Press, psicólogo y director de la Escuela Argentina de Psicología Organizacional, la gente necesita mucho más descanso del que se dispone por ley o se arregla directamente con los empleadores. “Las vacaciones de verano se convirtieron en una especie de mito. Se trabaja a rajatabla todo el año con la ilusión de que en diez o 15 días de vacaciones se va a recuperar el desgaste y volver con las pilas cargadas para seguir trabajando. Y no es así”, enfatiza.
Y para echar por tierra esta creencia presenta dos explicaciones. En primer lugar, Press advierte que biológicamente el organismo del ser humano no está preparado para trabajar a full 350 días y descansar 15. El segundo factor es que en los últimos años las vacaciones se han convertido en factores de estrés más que de descanso.
¿Los motivos de este “fenómeno” reciente? Uno es la hiperconectividad, lo cual a su vez se promueve desde los centros de veraneo por las empresas utilizando por ejemplo como parte del Marketing el ofrecer computadoras con Wi-Fi en los balnearios. De esta manera, los veraneantes tienen la posibilidad de acceder a las mismas herramientas que disponen en la oficina.
Hasta hace algunos años atrás, si una persona leía el diario en la playa seguramente no faltaba quien le dijera que no se podía desconectar. Pero hoy es otra la postal que se repite a orillas del mar o dentro de una carpa: hombres y mujeres de negocios, ejecutivos y profesionales recibiendo mails todo el tiempo y llamando a Buenos Aires para ver “cómo están las cosas” y "cuales son las novedades."
“Mi señora odia la Blackberry. Estoy constantemente conectado, de cualquier manera. Pero de alguna forma la tengo incorporada, incluso cuando estoy de vacaciones”, reconoce a iProfesional.com el CEO local de una empresa española de software.
Cambiar el chip
En tanto, el psicólogo y miembro titular de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Ricardo Rubinstein, señala que “las vacaciones son el momento anhelado para cortar el trajín de los meses de trabajo, las rutinas horarias, los compromisos. Sin embargo, poder tomarlas y disfrutarlas plantea a su vez un desafío que no muchos logran sortear.”
El necesario desenchufe que permite recuperar energías y renovarse implica a su vez un nuevo trabajo, el de cambiar algunos hábitos y códigos.
Así, la cotidianeidad laboral implica el estar activos, tener el tiempo ocupado, estar mentalmente conectados y enfocados con cierto monto de exigencia o estrés, con las antenas orientadas hacia el exterior, lo cual aumenta en momentos de crisis o incertidumbre como el actual.
“Pasar a tener el tiempo libre, estar más consigo mismo o compartiendo momentos con la pareja y la familia implican romper y en cierta medida desestructurarse, cambiar el chip. Lo que puede llevar a montos de angustia intensos, a sentir que falta algo, otras veces a sentirse aburrido o también agudizar conflictos de convivencia preexistentes”, asegura Rubinstein.
Según explica el psicólogo, estos casos son cada vez más frecuentes y la preocupación por el trabajo que se dejó, los convenios y compromisos que hay que firmar o las cuentas pendientes son una excelente excusa que alivia paradójicamente a quien no puede dejar la laptop o el celular lejos de su alcance. “La llamada comentando problemas vuelve a "salvarlos" del ocio”, enfatiza.
De acuerdo con el especialista, lo que parece una moda en algunos lugares (ofrecer Internet, dj, clases de gimnasia y deportes) en realidad sirve para cubrir en parte esa necesidad de la gente de estar hiperconectada, activa y entretenida.
Laura Orsi, médica psicoanalista y Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), coincide en que con el avance de las nuevas tecnologías como son las PC, los celulares con servicio de roaming e Internet “para muchas personas es difícil desenchufarse”. Y a esto le suma una tendencia que va en ascenso: tomar períodos más cortos de vacaciones.
“El resultado es que las vacaciones en lugar de ser un período de descanso y relajación en los últimos años se convirtieron en un nuevo factor de estrés y es por este motivo que la gente no se siente descansada cuando vuelve”, enfatiza Press.
La hiperconectividad, en aumento
A esta altura ya no quedan dudas que los teléfonos móviles, las Blackberry, el correo electrónico y un largo etcétera de herramientas que permiten estar en cualquier momento y en cualquier lugar conectados son aplicaciones cada vez más habituales entre los empresarios.
Un estudio de la consultora IDC no hace más que confirmar esta tendencia e incluso revela que las compañías esperan que sus empleados estén continuamente conectados.
El 16% de las 2.400 personas encuestadas procedentes de 17 países están consideradas como “hiperconectadas”, lo que quiere decir que han adoptado multitud de dispositivos y hacen un uso intenso de las aplicaciones de comunicaciones.
Así –y aunque parezca increíble- este segmento de empleados utiliza al menos siete dispositivos tanto para trabajar como para la vida personal y al menos nueve aplicaciones, entre las que se incluyen la mensajería instantánea, los mensajes de texto y las redes sociales.
A este grupo le siguen un 36% considerados “cada vez más conectados”, que utilizan al menos cuatro dispositivos y seis o más aplicaciones. Con estos datos en la mano, el estudio predice que dentro de cinco años el segmento hiperconectado crecerá hasta suponer un 40% de los empleados.
Según la investigación de IDC, los teléfonos móviles se revelan como el dispositivo del que más dependen los encuestados. De hecho, el 38% aseguró que preferiría dejar en su casa la cartera, las llaves, la computadora o el reproductor MP3 antes que el teléfono. Eso sí, los usuarios considerados como hiperconectados escogieron sus portátiles
Volver y encontrase con el telegrama
Hiperconectados o no, hay un temor que por estos días sienten tanto los altos ejecutivos como el grueso de los trabajadores argentinos: volver del merecido descanso y anoticiarse que lo está esperando el telegrama de despido.
En este sentido, una encuesta realizada por la consultora CM Sociología en diciembre entre 5.000 ejecutivos señala que sólo un 20% de los consultados confía en que no ocurrirán desvinculaciones en su ámbito laboral, mientras que un 42% cree/teme que en su empresa habrá despidos y un 38 % dijo no saberlo.
Como si este dato no alcanzara para ilustrar la situación que se vive por estos días en las compañías locales, el 48% siente que, si hubiera despidos, quedaría afectado, el 28% no lo sabe, en tanto que el 24% contestó que de haberlos, no estaría afectado.
Para Cristina Mejías, titular de la consultora, “hay una sensación de inseguridad y de inestabilidad laboral enorme en la masa gerencial” que no abandona a los ejecutivos ni siquiera en el período de descanso.
“Por estos días muchos empleados tienen el miedo de volver de las vacaciones y encontrarse con el telegrama”, coincide Schwartz y comenta que incluso los gerentes no escapan a esta sensación, ya que al retornar a la compañía no saben con qué cambios o reestructuraciones se van a encontrar.
Los dueños de Pyme, en problemas
Quienes tienen un problema adicional a la preocupación por la baja en las ventas, los números que no cierran o la falta de crédito son los dueños de las pequeñas y medianas empresas (Pyme). Al momento de irse de vacaciones este grupo de ejecutivos tiene que evaluar la cantidad de días que se tomará pero sobre todo cómo repercutirá en los empleados la decisión y el lugar elegido.
“En este momento los empresarios deben transmitir una imagen de austeridad hacia abajo, sobre todo en las Pyme”, dice Schwartz.
Press opina de manera similar: “El dueño de una Pyme que no sabe si va a poder pagar los sueldos o si va atener que suspender o desvincular empleados es la que tiene más conflicto para irse de vacaciones. Ahora es el momento en el que se ve si los líderes están o no en el campo.” Y añade que muchas veces aparece en ellos el sentimiento de la culpa.
La temporada 2009 pone a prueba a los lideres
Si bien el director de Psicología Laboral Consultores observa bastantes pautas de restricción de gastos (como en las fiestas de fin de año o bajas de algunos beneficios) no vislumbra casos de ejecutivos que se queden sin vacaciones por la crisis.
No obstante, todos los especialistas consultados por iProfesional.com coinciden en que lograr el merecido descanso depende mucho de los cuadros de delegación que cada directivo haya armado y en la confíanza que deposite en ellos.
"En este momento se va a ver si los líderes de las organizaciones construyeron o no buenos equipos de trabajo", vaticina Schwartz.
Así, la diferencia que marcará tendencia esta temporada en los lugares de veraneo va a ser la fortaleza de los equipos de trabajo que permitan delegar y generar mecanismos de alerta frente a indicadores de peligro. Los directivos que tengan bien armada la estructura podrán disfrutar el descanso.
Por: Cecilia Novoa
Fuente: iProfesional.com
1 comentario:
Aún no sé las consecuencias de este exceso de conectividad, pues reconozco que no deja de ser una herramienta útil para algunos, y al mimso tiempo una pesada carga para otros... Lo que si sé es que el mundo está más conectado que hace unos años y lo seguirá estando mientras siga creciendo la tecnología en este sentido. Sólo la barrera del límite nos dirá si representa un beneficio a la larga o una maldición...
SM
Publicar un comentario