lunes, 29 de junio de 2009

La compañía se lo merece

British Airways solicitó a sus 30.000 empleados, mediante mail, que renunciaran entre una semana y un mes de sueldo para ayudar a superar la crisis que atraviesa aquella empresa de aeronavegación y que amenaza su supervivencia. Su presidente, William Walsh, anunció que no cobrará los 100.660 dólares de julio. Los sindicatos se encuentran en plena negociación.

En Sacramento, California, se presentó una propuesta de reducción de los salarios de los legisladores, que deben hacerlo voluntariamente, ya que la Constitución prohíbe este tipo de acciones por parte del Estado. Hasta estos días sólo se recibieron catorce solicitudes, con descuentos del 5 al 18 por ciento.

He aquí dos de los tantos casos en los que aparecen propuestas para superar, o soportar, la crisis que afecta al mundo desde el último trimestre de 2008. Tienen puntos en común, pero no son iguales.

¿Tiene derecho British Airways a proponer la suspensión del sueldo? Puede desplegarse una gran cantidad de opiniones en favor o en contra, pero en realidad, la respuesta sólo la tienen quienes trabajan en la empresa. Según haya sido su relación laboral hasta hoy, dependerán las reacciones que genere, lo cual vale para cualquier empresa del mundo, sea del tamaño que sea. Si se ha invertido lo suficiente en apoyo, puntualidad en los pagos, cuidado de la gente, beneficios adicionales, buen trato y todos aquellos elementos que construyen una buena relación de trabajo es probable que haya una respuesta favorable al pedido, aun cuando parezca desatinado. Claro está, la confianza y el apoyo no se instalan de una semana para la otra. No sólo son necesarias las acciones, sino las convicciones sobre el tratamiento al personal durante un largo período. Dicho de otro modo, es posible que más de uno acepte la propuesta de trabajar gratis por un mes porque la compañía se lo merece.

El caso de Sacramento es distinto. Son legisladores, representantes políticos. ¿Qué no harían ellos por el pueblo? Dejar de cobrar sus sueldos individuales, lo cual es una situación bastante contradictoria si los entendemos como benefactores de la humanidad.

No cobrar por un trabajo no es una aberración en sí misma. Hay muchísimos ejemplos cotidianos, desde cocinar hasta lavar los platos, que no tienen remuneración estipulada, pero sí sentido: halagar a la familia, mantener la higiene, etcétera. No todo se mide en términos económicos cuando de gente se trata. Las crisis, en muchos casos, ponen al desnudo por qué se trabaja: si es por vocación, miedo, gusto o sólo por dinero.

Por: Jorge Mosqueira

Fuente: Diario La Nación - Suplemento Empleos

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