La cuestión es si en tiempos de crisis como los actuales cambian los valores y exigencias de los empleados hacia sus empresas, aquellos que les llevan a considerar a sus compañías como 'los mejores sitios para trabajar'. De momento, se conforman con conservar el empleo.
¿Y si todo esto se acaba? Hasta hace bien poco, las clasificaciones de las "mejores empresas para trabajar" incluían una muestra de iniciativas y proyectos que eran la envidia de muchos y el orgullo de quienes los disfrutaban. Planes de carrera personalizados, programas de movilidad, entornos laborales flexibles, premios a las mejores iniciativas de los empleados, desarrollo social y medioambiental, fomento del valor de la solidaridad y la mejora de la salud son sólo algunas muestras del amplio menú con el que las empresas cautivan a sus empleados y del que éstos presumen.
¿Pueden la recesión y el cambio económico transformar estos paraísos laborales? Rocío Fernández, directora de Towers Perrin, asegura que "en tiempos de crisis se observa que el empleado valora ante todo el hecho de tener trabajo y de poder conservarlo. Se vuelve más benevolente y agradecido".
Mario Lara, socio responsable de capital humano de PricewaterhouseCoopers, añade que "la actitud con la que llegan ahora los candidatos es menos pretenciosa en lo que se refiere a condiciones laborales o a políticas de conciliación. Actualmente muestran más interés por el medio plazo, cuando antes se fijaban sobre todo en los horarios y en cuánto iban a ganar. Las principales preocupaciones en estos momentos son la formación y la sostenibilidad de la empresa".
Todo sigue igual
¿Y si todo esto se acaba? Hasta hace bien poco, las clasificaciones de las "mejores empresas para trabajar" incluían una muestra de iniciativas y proyectos que eran la envidia de muchos y el orgullo de quienes los disfrutaban. Planes de carrera personalizados, programas de movilidad, entornos laborales flexibles, premios a las mejores iniciativas de los empleados, desarrollo social y medioambiental, fomento del valor de la solidaridad y la mejora de la salud son sólo algunas muestras del amplio menú con el que las empresas cautivan a sus empleados y del que éstos presumen.
¿Pueden la recesión y el cambio económico transformar estos paraísos laborales? Rocío Fernández, directora de Towers Perrin, asegura que "en tiempos de crisis se observa que el empleado valora ante todo el hecho de tener trabajo y de poder conservarlo. Se vuelve más benevolente y agradecido".
Mario Lara, socio responsable de capital humano de PricewaterhouseCoopers, añade que "la actitud con la que llegan ahora los candidatos es menos pretenciosa en lo que se refiere a condiciones laborales o a políticas de conciliación. Actualmente muestran más interés por el medio plazo, cuando antes se fijaban sobre todo en los horarios y en cuánto iban a ganar. Las principales preocupaciones en estos momentos son la formación y la sostenibilidad de la empresa".
Todo sigue igual
Para Juan Díez, socio director de recursos humanos de Deloitte, los valores de la compañía se deben mantener, tanto en tiempos de crisis como de bonanza. “En nuestro caso, buscamos personas que superen procesos muy selectivos, y esos procesos siguen siendo igual de exigentes en recesión”. Díez coincide con el resto en que "los empleados –incluyendo la gente joven– valoran ahora mismo la sostenibilidad de las empresas. La compensación ya no es tan relevante". Añade que "las nuevas generaciones que se incorporan al empleo cualificado han evolucionado. Cada vez están mejor preparadas y desde hace tiempo construyen su carrera sobre la base de compañías que coincidan con sus objetivos y expectativas profesionales. Si no es así, seguirán en otra empresa. La crisis y el cambio económico están siendo muy profundos y se han producido en muy poco tiempo. A quienes se incorpran ahora desde la Universidad les ha pillado a contrapié, y no piensan más que en la sostenibilidad de la empresa".
El socio director de recursos humanos de Deloitte insiste en que "los valores son el ADN de las compañías, y estos no se cambian por el entorno económico, aunque cambie el mercado de trabajo y los factores de atracción y retención. Cualquier medida drástica que se tome ahora puede pagarse en el futuro".
Alejandro Cabral, director de recursos humanos de Procter & Gamble en España, señala que "la consideración de buena empresa para trabajar no debería depender de circunstancias externas. Las políticas de recursos humanos no deben depender del entorno económico, han de ser parte fundamental de la política general de la empresa". Y Enrique Puig, responsable de reclutamiento y expansión de IKEA Ibérica, añade que "tanto los valores como las condiciones de trabajo deben ser las mismas, con independencia del momento económico en que nos encontremos". Para Puig, el hecho de estar presente en las clasificaciones de mejor empresa para trabajar, incluso en tiempos de recesión, "es un indicativo de coherencia y compromiso con los empleados, aún en periodos difíciles, y muestra que lo que están valorando los trabajadores no es una política aislada sino una forma de ser, una cultura de empresa y unos valores compartidos".
De la misma opinión es Montse Ventosa, directora general del Instituto Great Place to Work, quien recuerda que "ahora hay más oferta de talento y menos demanda, pero estamos en un momento crucial para mantener a los empleados motivados, para seleccionar sobre la base de la capacidad que se tiene para ser optimista y para adaptarse al cambio".
Montse Ventosa asegura que, incluso en tiempos de crisis, lo que quieren los empleados "es transparencia y que les digan la verdad. Que los traten como a personas. Hemos estado dando masajes y clases de yoga, y ahora no podemos suprimirlo todo, ni quitarnos de encima a la gente de mala manera".
Mario Lara también cree que lo que más demandan los trabajadores es transparencia y comunicación, en un escenario en el que se asume la restricción en política de costes y de otros aspectos. "Las organizaciones están en el momento de la verdad para mostrar políticas y también para mantenerlas. Todos tenemos que ahorrar, pero si a las primeras de cambio eliminamos la formación, la conciliación, y otras iniciativas, será muy difícil que la empresa recupere la credibilidad y la reputación en mucho tiempo".
Fuente: Expansión & Empleo
No hay comentarios:
Publicar un comentario