Todos los días, en nuestras entrevistas, surge que el motivo de la búsqueda de un nuevo trabajo es el clima laboral y la falta de posibilidades de asumir mayores responsabilidades y crecer profesionalmente. Es comentado que el tema salarial pasa a un cuarto o quinto motivo para cambiar.
Pero no todo lo que parece es real. Muchos profesionales fantasean con una posición y una empresa en la que creen que estarán mejor y sin embargo, muchas veces, una vez incorporados al nuevo empleo, se dan cuenta de que dicha fantasía dista bastante de la realidad.
A veces las empresas tratan de captarlos y luego no pueden sostener lo prometido porque se vive atendiendo lo urgente y proyectar a futuro se hace difícil.
Hay que considerar que la economía está en crisis y las compañías, si bien necesitan personal, limitan la cantidad de empleados. Las responsabilidades y las tareas que realiza una persona, a veces, requieren de tres. Por lo tanto, la cantidad de actividades que debe cumplir un profesional suelen ser en su mayoría operativas, algunas muy sencillas. La frustración aumenta día a día hasta darse cuenta de que su labor cotidiana consiste más en resolver problemas urgentes que en planear y pensar nuevas estrategias o formas de hacer mejoras en el sector o en el propio negocio, lo que impide el ansiado desarrollo profesional.
Los profesionales comentan: "Me incorporaron para realizar un proyecto, un planeamiento o participar de la estrategia a futuro, pero todos los días tengo temas operativos que resolver que hasta pueden ser hechos por un empleado junior, y finalmente no hago las tareas para las que me seleccionaron". A este planteo se suma que los superiores no se dan por enterados y no están atentos a cumplir con la promesa de crecimiento.
Esta situación lleva a cambiar de trabajo, ir de empresa en empresa y en cinco o siete años el currículum queda deteriorado por los cambios realizados. Lamentablemente, la mayoría de los que eligen personal no observan los motivos de los cambios, se limitan a analizar un papel con fechas y ni siquiera se dan la oportunidad de escuchar a los postulantes, a veces porque no comprenden esa real necesidad de cambio que han tenido.
¿Qué hacer frente a esta circunstancia? Es importante, antes de tomar una decisión de cambio, estudiar la empresa tanto o más de lo que la empresa estudia al candidato antes de ingresarlo.
La presencia de Internet permite no sólo conocer el negocio de las organizaciones, sino también a quienes las dirigen y cuál es la cultura y el estilo de liderazgo de cada integrante. No en vano hoy se hacen encuestas acerca de cuáles son las empresas en las que los profesionales quisieran trabajar. Bueno, entonces, cuando se decide cambiar de trabajo habrá que ser tan detallista en la elección como quienes realizan la selección. Sin miedo, con la seguridad que da saber cuáles son las competencias con las que contamos, y con el conocimiento de qué es lo que se quiere a futuro. Y plantearlo en forma clara y precisa, asegurándose de que lo que están prometiendo se cumpla.
Por: Gloria Cassano - Para LA NACION
Pero no todo lo que parece es real. Muchos profesionales fantasean con una posición y una empresa en la que creen que estarán mejor y sin embargo, muchas veces, una vez incorporados al nuevo empleo, se dan cuenta de que dicha fantasía dista bastante de la realidad.
A veces las empresas tratan de captarlos y luego no pueden sostener lo prometido porque se vive atendiendo lo urgente y proyectar a futuro se hace difícil.
Hay que considerar que la economía está en crisis y las compañías, si bien necesitan personal, limitan la cantidad de empleados. Las responsabilidades y las tareas que realiza una persona, a veces, requieren de tres. Por lo tanto, la cantidad de actividades que debe cumplir un profesional suelen ser en su mayoría operativas, algunas muy sencillas. La frustración aumenta día a día hasta darse cuenta de que su labor cotidiana consiste más en resolver problemas urgentes que en planear y pensar nuevas estrategias o formas de hacer mejoras en el sector o en el propio negocio, lo que impide el ansiado desarrollo profesional.
Los profesionales comentan: "Me incorporaron para realizar un proyecto, un planeamiento o participar de la estrategia a futuro, pero todos los días tengo temas operativos que resolver que hasta pueden ser hechos por un empleado junior, y finalmente no hago las tareas para las que me seleccionaron". A este planteo se suma que los superiores no se dan por enterados y no están atentos a cumplir con la promesa de crecimiento.
Esta situación lleva a cambiar de trabajo, ir de empresa en empresa y en cinco o siete años el currículum queda deteriorado por los cambios realizados. Lamentablemente, la mayoría de los que eligen personal no observan los motivos de los cambios, se limitan a analizar un papel con fechas y ni siquiera se dan la oportunidad de escuchar a los postulantes, a veces porque no comprenden esa real necesidad de cambio que han tenido.
¿Qué hacer frente a esta circunstancia? Es importante, antes de tomar una decisión de cambio, estudiar la empresa tanto o más de lo que la empresa estudia al candidato antes de ingresarlo.
La presencia de Internet permite no sólo conocer el negocio de las organizaciones, sino también a quienes las dirigen y cuál es la cultura y el estilo de liderazgo de cada integrante. No en vano hoy se hacen encuestas acerca de cuáles son las empresas en las que los profesionales quisieran trabajar. Bueno, entonces, cuando se decide cambiar de trabajo habrá que ser tan detallista en la elección como quienes realizan la selección. Sin miedo, con la seguridad que da saber cuáles son las competencias con las que contamos, y con el conocimiento de qué es lo que se quiere a futuro. Y plantearlo en forma clara y precisa, asegurándose de que lo que están prometiendo se cumpla.
Por: Gloria Cassano - Para LA NACION
1 comentario:
Muy buen articulo. Muy cierto.
Saludos, Arnaldo.
Publicar un comentario