jueves, 5 de noviembre de 2009

Las buenas ideas encuentran fuertes resistencias en el seno de las empresas

Las buenas ideas abundan, pero no todas llegan a ser una realidad debido a que muchas veces las personas no saben cómo presentarlas y apoyarlas hasta que tengan éxito. También porque quienes las reciben probablemente tienen distintas preocupaciones y sienten miedo a implementar cambios que impliquen riesgo, haciendo así que en cientos de ocasiones se pierdan excelentes oportunidades. Anne Miller presenta en un artículo las cuatro etapas de resistencia con las que se encuentran los innovadores que exponen una idea en una compañía y la forma de sobrepasarlas para llevar el proyecto a la práctica

Todos los días las personas se encuentran con formas de hacer las cosas en sus lugares de trabajo con las que no están de acuerdo o, simplemente, con estrategias que piensan que podrían funcionar mucho mejor si se implementaran ideas que pasan por sus mentes pero que no se atreven a proponer o no saben cómo hacerlo.

Y en muchas ocasiones estos innovadores tienen razón en no atreverse o en querer ahorrarse el esfuerzo y el tiempo, ya que quienes deben oír estas ideas no tienen la actitud más receptiva y atraviesan muchos obstáculos en el proceso hasta, la mayoría de las veces, desechar la idea por miedo al cambio y al riesgo o por pensar que la inversión es demasiado grande, entre otros.

Siendo conscientes de esta situación, se puede afirmar que son muchas las oportunidades de innovación que podrían conducir a cambios muy positivos en los negocios si tan solo fueran analizadas receptivamente y se les abrieran las puertas para, por lo menos, intentar llevarlas a la práctica.

Anne Miller, de Management Issues, presenta en un artículo las cuatro etapas de resistencia con las que se encuentran los innovadores a la hora de proponer una idea y algunos consejos para no detenerse frente a estas dificultades, apoyando la propuesta hasta el final hasta lograr que sea una realidad.

Carrera de obstáculos

Etapas:

1. Ciega. En esta primera etapa de resistencia las personas están concentradas en otros asuntos que parecen más importantes entonces "no ven" y desechan todo aquello que no parezca tener relevancia dentro de lo que los ocupa en ese momento. Las crisis son particularmente útiles en esta etapa, ya que dejan ver más claramente la necesidad de cambio.

2. Congelada. En este paso las personas son más conscientes de la necesidad de cambio o de la idea que les proponen pero no están totalmente motivados para dar el siguiente paso, entonces sacan excusas como los riesgos, costos y prioridades porque en el fondo sienten miedo de que las cosas no funcionen, de que los costos sean más altos que la necesidad de implementar el proyecto, y de que haya que invertir demasiado esfuerzo en él.Este puede ser un momento muy frustrante para el innovador que propone la idea, pero es importante saber que con simples cambios en la manera de presentarla se puede llegar muy lejos.

El ejemplo de Miller consiste en un empleado que se ingenia una forma distinta de hacer las cosas en la empresa para doblar las ganancias. Según ella, la emoción puede hacer que la idea sea presentada así: "Esta idea es muy emocionante y cambiará radicalmente la forma en que hacemos las cosas", lo que, como explica, puede hacer que el jefe sienta miedo del riesgo y el esfuerzo que puede implicar.

La recomendación que da es hacer este cambio en el que se aclaran los beneficios y se muestra que ya se han hecho ensayos, transmitiendo una sensación de importancia y de seguridad: "Esta idea debería doblar nuestros márgenes de ganancia. Ha funcionado bien en pruebas iniciales y quisiéramos llevarla al paso siguiente".

3. Interesada. En este punto ya existe un interés en la idea y se piden más explicaciones pero, probablemente, quien la presenta llega cansado de la segunda etapa, por lo que no demuestra mucha emoción y se desgasta presentando detalles para demostrar que es algo seguro. De acuerdo con Miller, una buena fórmula puede ser contar el plan en una frase, así haya puntos que se vean riesgosos, ya que estos se podrán discutir abiertamente con estrategias para enfrentarlos.

4. Integrada. Finalmente, en esta etapa es común el error de que, si la idea tuvo éxito en las tres anteriores, quien la propuso se relaje y deje que los problemas de la vida diaria puedan cambiar la opinión de la persona que aceptó seguir adelante. La estrategia es seguir apoyando la idea persistentemente hasta lograr integrarla profundamente en las prácticas de la organización.

No rendirse

De acuerdo con Miller, cualquier idea importante debe pasar por este difícil camino de resistencia y mientras más importante e innovadora sea, más resistencia tendrá que enfrentar. Como explica ella, "Ayuda recordar que la resistencia es normal. Entonces no se desmoralicen, vuélvanse listos".

Finalmente, es bueno tener presente que las buenas ideas, que hoy son grandes éxitos conocidos, tienen detrás increíbles historias sobre los duros procesos que tuvieron que enfrentar para llegar hasta donde están hoy, tocando puertas y recibiendo portazos. Por ejemplo, muchos de los grandes escritores cuentan frecuentemente que sus obras maestras fueron rechazas por muchas editoriales antes de que alguna les abriera las puertas.

Asimismo, cuando se tiene una buena idea y existe confianza en lo que se puede lograr con ella se debe luchar hasta el final y no rendirse ante los obstáculos que ponen quienes no han sabido valorarla.

Por Catalina Franco - Fuente: Tendencias Científicas

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