Especialistas analizan si la belleza puede ser factor de éxito a la hora de postularse para un empleo. Qué sucede cuando de ganar un mejor sueldo se trata. Un estudio analiza la relación entre la simetría corporal de una persona y su desempeño en pruebas de inteligencia. Qué dicen los expertos
Ante dos candidatos, para un mismo puesto de trabajo, del mismo sexo, con curriculums vitae que reflejan similar nivel de capacitación y expertise profesional, y que dieron buenas entrevistas, un empresario no puede evitar notar que uno es feo y el otro es atractivo.
En este escenario, surge la pregunta casi obligada de si el empleador está o no influenciado por la apariencia del postulante.
Muchas personas con estándares morales más bajos, quizás sí estarían influenciados, afirma un artículo publicado por la revista The Economist. En este sentido, la nota plantea que si la apariencia no importara realmente, ¿por qué la gente se vestiría elegantemente para esa clase de entrevistas, incluso si el trabajo que esperan conseguir no lo requiere?
La apariencia como clave
“Las entrevistas laborales se están convirtiendo en puntos importantes en la vida. Si la belleza influye en los entrevistadores, la persona bella tendrá, por lejos, una carrera más exitosa que la fea, aún en carreras en las cuales la belleza no es necesariamente un requisito”, consigna la publicación.
Uno de los estudios más detallados sobre la relación entre la belleza y la inteligencia fue realizado por Mark Prokosch, Ronald Yeo y Geoffrey Miller, quienes trabajan en la Universidad de Nuevo México.
Uno de los principales alumnos de la belleza y el éxito es Daniel Hamermesh, de la Universidad de Texas. Este economista reunió pruebas de más de un continente acerca de que la belleza está asociada con el éxito –al menos con el éxito financiero.
También demostró que, si todo lo demás se mantiene igual, puede ser una estrategia de negocio perfectamente legítima contratar al candidato más bello.
Hace poco más de una década, Hamermesh comandó una serie de encuestas en Estados Unidos y Canadá, en las que demostró que, cuando todas las otras cosas se tienen en cuenta, las personas feas ganan menos que el promedio de ingresos, mientras que la gente hermosa gana más del promedio.
La "pena" por fealdad fue de -9%, mientras que el premio por belleza fue +5 por ciento. Para las mujeres, quizás sorprendentemente teniendo en cuenta los prejuicios sobre los sexos, el efecto fue menor: la pena por fealdad era -6%, mientras que el premio por belleza era de +4 por ciento.
Desde entonces, Hamermesh continuó midiendo estos efectos en otros lugares. En China, la fealdad es más penalizada en la mujer, pero la belleza es más recompensada.
Las cifras para los hombres en Shanghai son -25% y +3%; para las mujeres son -31% y +10 por ciento. En tanto, en Gran Bretaña, los hombres feos se la llevan peor que las mujeres feas (-18% frente a -11%), pero el premio por belleza es el mismo para ambos (y sólo +1 por ciento).
La diferencia se aplica también dentro de las profesiones, señala The Economist.
Hamermesh estudió las carrera de miembros una escuela de leyes de Estados Unidos, , aunque en forma anónima. Descubrió que los atractivos en función de sus fotos de graduación pasaron a ganar salarios más altos que sus colegas menos favorecidos. Y más: los abogados de la práctica privada tenían tendencia ser más lindos que aquellos que trabajaban en departamentos gubernamentales.
Hamermesh estudió las carrera de miembros una escuela de leyes de Estados Unidos, , aunque en forma anónima. Descubrió que los atractivos en función de sus fotos de graduación pasaron a ganar salarios más altos que sus colegas menos favorecidos. Y más: los abogados de la práctica privada tenían tendencia ser más lindos que aquellos que trabajaban en departamentos gubernamentales.
Hamermesh descubrió aún más injusticia: halló pruebas de que las personas hermosas pueden generar más ingresos a sus empleadores que las menos favorecidas. Su estudio de las empresas de publicidad holandesas puso de manifiesto que aquellas con los ejecutivos más bellos tuvieron los aumentos más significativos en sus ingresos.
Por último, el economista encontró que los candidatos más atractivos eran más exitosos en las elecciones para acceder a cargos en la American Economic Association.Esta última distinción se aplica también a las elecciones para cargos públicos, como lo demostró Niclas Berggren, de la Ratio Institute en Estocolmo, y sus colegas, tal como señala lo publicado por The Economist.
Berggren y su equipo estudiaron casi 2.000 candidatos en las elecciones finlandesas. Pidieron a extranjeros -principalmente estadounidenses y suecos- que examinaran las fotos de los candidatos y que las clasificaran según su belleza.
Posteriormente, compararon esos resultados con los de las elecciones reales. Ellos fueron capaces de eliminar los efectos de la preferencia de partido ya que Finlandia tiene un sistema de representación proporcional que hace competir a los candidatos del mismo partido.
Los candidatos más bellos, clasificados por gente que no sabía nada de Finlandia y su política interna, fueron los más exitosos –aunque, en este caso, a diferencia de los estudios de Hamermesh, el efecto fue mayor para las mujeres que para los hombres.
“La belleza es un verdadero indicador para los otros sobre la salud, los buenos genes y la inteligencia. Es lo que los biólogos llaman a una señal que no miente. Por lo tanto, tiene sentido biológico que las personas prefieran amigos y amantes hermosos, porque los primeros serán buenos aliados, y los buenos compañeros”, destaca el artículo.
Eso permite a los bellos aprender cosas y hacer conexiones que aumentan aún más su valor. Si son juzgados por esa experiencia, así como por su aptitud biológica, se convierten en más atractivos aún. Incluso una pequeña diferencia inicial puede ser amplificada para convertirse en algo injusto.
En vista de todo esto, no es de extrañar que la industria cosmética tenga ventas mundiales de u$s280 millones. Pero ¿se puede realmente falsear la señal que no miente?, se pregunta la publicación.
La investigación de Hamermesh sugiere que puede, pero, por desgracia, que no es rentable -al menos no si su objetivo es ascender profesionalmente.
El gasto en cosméticos y vestimenta sí sirve, pero no lo suficiente como para pagar por sí misma en un sentido estrictamente financiero. Según las estimaciones de Hamermesh, la prima por belleza sólo vale 15% del dinero invertido.
Por supuesto, la belleza sirve en otras esferas de la vida, además del lugar de trabajo, aunque, tal como señala The Economist, eso sería el eje de un artículo bastante diferente.
Fuente: Infobae profesional.com
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