Cuando Thomas Alva Edison presentó en conferencia de prensa su gran descubrimiento, la lamparita eléctrica, un periodista le preguntó como lo había logrado. El inventor contestó que después de 9.999 intentos finalmente prendió. La siguiente pregunta fue si no se había sentido frustrado y cansado después de tantas pruebas fallidas. "No", respondió el estadounidense, porque había descubierto que existían 9.999 formas de que la lamparita no encendiera. Esto, es emprender.
“Como emprendedores tenemos una gran cantidad de errores acumulados, pero que en definitiva son experiencias que sirven para encontrar el camino correcto”, aseguró Sergio Compell, co-fundador de Pronto Wash, una compañía que revolucionó el concepto del autolavado, generando marca, franquicia y exportación de la misma.
Y agregó: “Es necesario estar en un proceso de innovación continua, no quedarse”. Este consejo fue uno de los tantos que se escucharon este jueves durante el “Quinto Congreso Argentina Necesita Emprendedores”, jornada en la que 18 empresarios nacionales como Gabo Nazar (creador de Cardón), Garry Farrell (Prüne), Norberto Taranto, Verónica Zuberbuhler (VZ) y Marcelo Salas Martínez (Café Martínez), entre otros, presentaron sus casos de éxito. Estas experiencias fueron escuchadas por casi 700 asistentes.
Durante su presentación, Compell recomendó a los presentes que, más allá de buscar inversores, hay que perseguir “padrinos” para las ideas, a los que hay que ligar al proyecto de alguna manera e "incorporar su talento y experiencia”.
A su turno, el vicepresidente de Quickfood, Luis Bameule, contó que “el emprender es algo muy cercano a mi familia. Hoy no somos accionistas, pero mi padre fundó la empresa hace casi 50 años. Comenzó como una microempresa familiar en la década del 60 y hoy es una empresa grande”.
A fines del 2007, la familia vendió el paquete accionario a la brasileña Marfrig. Cuestionado al respecto, Bameule señaló que “fue una decisión muy dura porque todos tenemos una vocación fuertísima por el negocio, pero en esto hay que ser enormemente realista. Descubrimos que en un momento en el que había un viento favorable para los alimentos y la carne, la atmósfera no era favorable para que nosotros pudiéramos acompañar ese viento y salir a globalizarnos más”. Y vaticinó: “Hay que ser fríos y saber si es el timimg o no para seguir”.
La venta de la compañía, sin embargo, no lo frenó a la hora de relatar su experiencia en el negocio familiar y la manera en que hamburguesas y la marca “Paty” se convirtieron en un sinónimo para la gran mayoría de los argentinos.
De hecho, la compañía vende entre 37 y 38 millones de hamburguesas mensuales y alrededor de 30 millones de salchichas. Y, lo que empezó como una microempresa familiar, hoy emplea a 1.800 personas en la Argentina y a más de 800 en Uruguay.
La importancia de la atmósfera
“En primer lugar se necesita de una atmósfera para emprender, para que aquellos que quieren iniciar un proyecto encuentren un terreno fértil para hacerlo. Cuando no es favorable, no aparecen las vocaciones, las innovaciones, se paga esa luz, las ideas no aparecen, sólo queda la intención de sobrevivir”, advirtió el vicepresidente de Quickfood.
Según su experiencia, dentro de la atmósfera, son fundamentales las reglas de juego, el saber reinventarse y adaptarse a las crisis permanentes, sobre todo en determinados sectores como, por ejemplo, los alimentos perecederos.
En opinión del empresario, “además de contar con mucha creatividad, paciencia y empuje", los emprendedores tienen que tener una “cintura espectacular. Es un verdadero desafío tener que adaptarse a reglas tan cambiantes y esto pone a prueba permanentemente la creatividad y esa consistencia que hay que tener entre el sueño, el impulso, el trabajo y el no bajar los brazos.”
Una diferencia fundamental
Bameule diferenció el negocio de la empresa: “Cada tanto hay que reflexionar sobre esto y ver si lo tenemos claro. Un negocio empieza y termina con una operación, mientras que, cuando uno emprende algo a largo plazo -como sucede con una compañía- es una tarea ardua que se repite y se modifica en el tiempo. En este sentido, me parece importante marcar la diferencia entre hombres de negocios y empresarios”.
Según Bameule, en todo emprendimiento el sueño es muy importante ya que “cuando uno se lanza con un emprendimiento, además del click creativo se ponen en marcha otras cuestiones. Se afecta, por ejemplo, mucho a la familia; es una pasión que hace que el tema esté presente todo el tiempo.
Establecer acuerdos, la clave
De acuerdo a su experiencia, recomendó a los emprendedores establecer una serie de acuerdos básicos ya que evitan enormes problemas futuros. En el caso de Quickfood, contó que fueron tres:
La fórmula y la calidad no se cambiarían. Según contó Bameule, su padre pensaba que la marca era la firma, una manera de hacerse responsable del producto que estaba vendiendo.
Como en el futuro esperaban ser una empresa internacional, operarían en el mundo formal pase lo que pase.
Se respetarían siempre los compromisos que se establecieran, sean éstos escritos o no.
“Estos tres compromisos son pocos, pero fueron puestos a prueba en innumerables oportunidades en todos estos años”, aseguró.
Las recomendaciones
Hacia el final de su presentación, el vicepresidente expuso una serie de útiles recomendaciones que deben tenerse en cuenta al momento de emprender:
Saber adaptarse a las crisis
Dar mucha contención a los integrantes de la organización
Tener a la familia muy unida y acompañando el proceso
Al meterse en un proyecto, tratar de estimularlo permanentemente
Y concluyó: “Para sacar adelante un sueño hay que tener la mochila bien cargada no sólo de formación sino también de información, de principios, de valores y, si es posible, de un poquito de suerte”.
Por: Cecilia Novoa
Fuente: infobaeprofesional.com
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