miércoles, 24 de junio de 2009

Mitos sobre la motivación: ¿Puedo motivar a mi gente?

A usted, como empresario o directivo, es probable que le hayan hecho en más de una ocasión esta pregunta: “¿Puedo motivar a mi gente?” Y de hecho ¿es esta pregunta una afirmación en sí misma cierta? Porque normalmente la vida real es algo diferente porque a menos que una persona pueda motivarse a sí misma es poco productivo malgastar energía intentando hacerlo por los demás.

¿No sería una situación deseable para usted, como dueño de un negocio o como directivo de un departamento, poder saber cómo ayudar a sus empleados mediante la identificación de lo que les motiva?

Normalmente nos hacemos un montón de preguntas al respecto tales como: ¿De qué herramientas dispongo en mi organización para ir más allá de ese entendimiento? ¿Cómo identifico lo que realmente motiva a la gente y lo que realmente da poder a mis empleados? ¿De qué forma puedo conocer lo que me motiva a mí mismo y a las personas de mi equipo? Y normalmente nos encontramos ante un sinfín de dudas o lo que es peor, ante la ausencia de respuestas.

Vamos a intentar presentar algunos factores clave para comprender mejor la motivación:

1. La motivación empieza con usted mismo – entender su propia motivación es un principio básico para que sus empleados hagan lo mismo. En este sentido los conceptos de Visión y Misión que mencionamos en el artículo de un equipo ideal tienen mucho que ver.

2. Los objetivos de los empleados deben ser paralelos a los de la empresa - Esto quiere decir que usted, como dueño o como responsable, tiene que conseguir que los objetivos por los que usted lucha sean compartidos por sus empleados. ¿Cómo? Estableciendo objetivos más inteligentes (SMART = Específicos, Medibles, Aceptables, Realistas y posibles en el Tiempo) que ayuden a mejorar las habilidades de los empleados y que recompensen a aquellos que se involucren en ellos.

3. Conocer lo que motiva a cada uno de ellos – Para favorecer la motivación de un empleado tiene que comprender qué es lo que motiva a cada uno de ellos. Y para eso, escuchar lo que dicen y observar lo que hacen le dará una información detallada de los mismos. Es difícil ofrecer si no se conocen los deseos, expectativas y necesidades.

4. Crear sistemas que favorezcan la motivación – Si hay unas directrices claras tales como la política de la empresa, los criterios de evaluación del rendimiento en el trabajo, el sistema de compensaciones, los planes de carrera profesional, etc. y una adecuada comunicación de dichas directrices, no hay razón para que se produzcan malentendidos. Se genera confianza en los sistemas.

5. Una asignación clara de responsabilidades – Es la herramienta más poderosa para tener a la gente centrada en lo verdaderamente importante. Ahora bien, debemos tener claro para qué tenemos a alguien en la empresa: ¿Podríamos escribir en medio folio en qué queremos que se centre y qué esperamos obtener de su trabajo? ¿Se lo hemos dicho al interesado? Sin esto seremos un barco sin rumbo y eso no ayudará a fomentar la motivación.

En realidad de lo que estamos hablando es de:

* perseverar: sólo si dejas de intentarlo has fracasado. “El esfuerzo constante y los frecuentes errores son las piedras que pavimentan el camino del éxito” Elbert Hubard

* generar camaradería: – crear un buen ambiente, de manera que todos quieran trabajar en él; un ambiente de apertura, seguridad y confianza, con un manejo positivo de las situaciones.

* responsabilidad: – responder ante uno mismo y ante otros por lo que somos, lo que hacemos y lo que logramos. “Ser excelente es ejercer nuestra libertad siendo responsables de cada una de nuestras acciones” – Miguel Angel Cornejo.

* inspiración: – animar a los empleados para que se superen día a día, con un feedback positivo, evitando crear situaciones de tensión o defensivas.


En definitiva, motivar. En este sentido la figura de un “coach” es imprescindible, ya sea desde una perspectiva externa (ayudando a trabajar en la definición de objetivos inteligentes para cada área del negocio y trabajar en la motivación del equipo) o desde una perspectiva interna, es decir, la figura del directivo o empresario- coach.

Pero… ¿cómo ser un buen “coach” siendo empresario o directivo?... El coach es una persona de confianza obligada a ofrecer el mejor apoyo a sus empleados. Para él, cada momento debe ser una oportunidad para enseñar, para compartir conocimientos o sabiduría. Un buen coach debe asegurarse de que se cumplen las siguientes actividades:

1. mantener su enfoque en los valores y visión de la organización; las personas van y vienen pero la organización permanece.

2. contar con los mejores; no sólo en habilidades sino los más dispuestos a aprender

3. respetar a sus empleados y admitir que existen diferentes ritmos de aprendizaje y diferentes grados de motivación; admitiendo además, que no todos sus empelados serás susceptibles de recibir su ayuda.

4. ser disciplinado. Todos debemos saber qué debemos hacer, cuándo debemos hacerlo y hacia donde debemos ir.


Son necesarias buenas palabras y una excelente comunicación pero además se debe saber crear una sensación de seguridad y de previsibilidad. Se debe demostrar que su objetivo son los intereses de sus compañeros y no los suyos. La motivación no es fruto de la casualidad sino de una percepción personal que permite detectar qué gusta y motiva a quienes enseña.

Fuente: Microsoft

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